Adéle es una adolescente que vive en Lille y que lleva una vida completamente anodina hasta que por la influencia de sus compañeras de escuela comienza a frecuentar un compañero de clase con el que no cuajará la relación.
Es sin embargo cuando conoce en un pub a una chica con el pelo teñido de azul que se enamorará apasionadamente, a pesar de los consabidos inconvenientes al tener que ocultárselo a su familia y a sus compañeros de escuela.
Narrada con un estilo casi documental, sin querer añadir nada de su parte, como si el director también fuera espectador de la historia, nos contará la inocente evolución de la vida de Adèle, desde el descubrimiento de su condición sexual, hasta el amor más apasionado, para terminar con la ruptura de la pareja y la tristeza más absoluta por la pérdida del ser amado.
En la narración el director parece querer hacer hincapié en la involuntariedad en la participación en su vida incluso de la propia Adèle, como que los acontecimientos se sucedieran en ella aleatoriamente y a ella sólo le correspondería vivirlos. Para ello se recrea en mostrarnos numerosas veces a Adèle durmiendo plácidamente para hacer más evidente su inocencia y esa ausencia de premeditación en el trascurso de su vida.
Como únicos puntos negativos que le han sido reprochados a Kechiche son la lentitud del film, que hace que dure 3 horas, y las numerosas escenas de sexo excesivamente explícito y bastante largas, quizás para hacer redundante un gran amor ya de por sí evidente.
Estrepitosa actuación de la actrices Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux que les valió la Palma de Oro junto a la propia película en el Festival de Cannes de 2013.
En todo caso una película excelente por la historia, por las actrices y por cómo está contada, realmente maravillosa.
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