To The Wonder (2012), Terrence Malick

Amor, amor, amor. ¿Cómo podemos explicar la nueva entrega de Terrence Malick?, aparte de que nos recuerda mucho a la anterior "El árbol de la vida", esta vez sin dinosaurios ni búsquedas metafísicas del origen del mundo parece interrogarse con insistencia acerca de cómo funciona el amor en el ser humano. 

Ben Affleck es un americano que vive en Francia y se enamora de una chica que tiene una niña pequeña. Después de un período maravilloso de intenso enamoramiento, se las lleva a Estados Unidos, donde después de un tiempo empieza a suceder justo lo contrario, la llama se va apagando, aparecen discusiones frecuentes y episodios de malos tratos, hasta la separación definitiva y el retorno de la chica con la niña a Francia.

Después Ben recuperará un amor antiguo con el que retomará la relación hasta que empiece a acordarse de la chica francesa. Idas y venidas episódicas, momentos de mucho amor que se convierte en desprecio en el instante siguiente, sin que ni siquiera ellos mismos lo entiendan.

Paralelamente, la historia del sacerdote -Javier Bardem- en una crisis profunda de fe, donde también el amor de Dios le ha abandonado.

Filmada en Oklahoma, París y Monte Saint-Michel, vuelve a contar con el mexicano Emmanuel Lubezki como director de fotografía, que junto con la música suelen ser los mayores atractivos de la películas de Malick.

Se estrenó en la sección oficial del Festival de Venecia de 2012 sin que tuviera una acogida particular.

 

Es difícil encontrar adeptos a este director, ni siquiera entre los cinéfilos, a pesar de que en su exigua filmografía tiene reconocimientos o premios en todos los mejores festivales de cine internacionales. Quizás su film más premiado "La Delgada línea roja", fue el que también tuvo mejor acogida por parte del público e hizo mejores taquillas.

Yo personalmente lo defiendo y me gusta, logra hacer un cine que aunque es pretencioso y en ocasiones, por su duración y su reiteración, tremendamente aburrido, sin embargo en otras logra momentos de gran poesía, que a tantos les gustaría. Bienvenido sea por darnos esos ratos de ensoñación.