Gina es una chica de una barriada de las afueras de Roma que quiere ser famosa. A través de un amigo de un familiar su madre le ha conseguido una cita con alguien importante que le ayudará a tener su primera prueba.
El día de la cita su propia madre le ayuda a ponerse muy guapa, mientras el chófer Marco la espera en su también primer día de trabajo con un Mercedes lujoso para acompañarla.
De camino les llaman para decirles que no pueden recibirla hasta por la tarde por lo que tienen que hacer tiempo dando vueltas por Roma. La espera hará que tengan tiempo para conocerse bien y sentirse fuertemente atraídos.
Cuando por la tarde finalmente reciben a la chica, se descubre que la cita en realidad es una excusa para que Gina acceda a un encuentro sexual a cambio de su posible prueba para trabajar en el mundo del espectáculo.
Tema de rabiosa actualidad en Italia, donde en los últimos años han surgido innumerables casos de chicas que pasan por esta situación, con el agravante de que en muchos casos han sido las propias familias las que les han empujado a hacerlo en busca de una fama y notoriedad que además reporte dinero a la familia.
Comencini pone énfasis en la dureza del encuentro sexual, con la anuencia de la propia madre y de una sociedad de concepción machista, donde el dinero puede determinar la suerte de las personas, en contraposición con el amor puro e inocente de los dos jóvenes.
Cine comprometido aunque desafortunadamente de una manera un poco tendenciosa, antes de terminar la película ya se puede apreciar cuál es la orientación clara que la directora quiere dar al problema, culpando del problema al sistema, sin que al parecer tenga nada que ver la libertad de elección que siempre tiene la persona.
La película ha sido presentada en la edición del año 2012 del Festival de cine de Venecia donde pasó más o menos desapercibida.
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