Se trata de la precuela -acabo de aprender el palabrejo, que no he encontrado en el diccionario RAE- de la famosa Alien, el 8º pasajero de Ridley Scott.
En esta ocasión la acción comienza en el año 2089 cuando una nueva expedición científica se desplaza en la nave Prometheus -los guionistas no se tomaron mucho tiempo en buscar el nombre- a un planeta muy lejano en busca de los orígenes de la humanidad.
Durante el largo viaje en dicha nave financiado por el anciano fundador y dueño de la Corporación Weyland -un Guy Pearce que lo hemos visto en mejores momentos-, que hace necesario un largo hipersueño, son cuidados por un androide David, más humanoide de lo normal, que en el viaje se entretiene viendo películas de Peter O'Toole y tiñéndose el pelo como él.
Cuando llegan al planeta de destino pasa lo que tenía que pasar, son atacados por bichos desconocidos y muy agresivos, hasta que van muriendo todos paso a paso.
La dirección artística es muy buena, la técnica progresa rápidamente y se nota la mano del veterano director, que junto con una excelente fotografía, hace que la película en sí esté bien realizada.
Sin embargo el guión deja mucho que desear, la trama es prácticamente igual a la de la película del año 79, con algunos toques pretenciosos en plan Odisea del espacio de Kubrick, los diálogos son espantosos, por no hablar de los actores secundarios que parecen sacados de un telefilm.
En cuanto a los actores principales, sólo se salva Michael Fassbender en el papel del androide, que resulta bastante convincente, porque Charlize Theron no acaba de pegar en su papel, así como la protagonista Noomi Rapace, la actriz sueca protagonista de las películas de los libros de Stieg Larsson, de la que acabo de leer que su padre es un gitano cordobés cantaor de flamenco.
En definitiva, como diría Gasset, si uno no tiene nada más que hacer, se puede animar a verla, el problema surge al ver los trailers con las pelis que vienen o que están en cartelera, da miedo ver lo que se produce y lo que nos ofrecen masivamente.
En esta ocasión la acción comienza en el año 2089 cuando una nueva expedición científica se desplaza en la nave Prometheus -los guionistas no se tomaron mucho tiempo en buscar el nombre- a un planeta muy lejano en busca de los orígenes de la humanidad.
Durante el largo viaje en dicha nave financiado por el anciano fundador y dueño de la Corporación Weyland -un Guy Pearce que lo hemos visto en mejores momentos-, que hace necesario un largo hipersueño, son cuidados por un androide David, más humanoide de lo normal, que en el viaje se entretiene viendo películas de Peter O'Toole y tiñéndose el pelo como él.
Cuando llegan al planeta de destino pasa lo que tenía que pasar, son atacados por bichos desconocidos y muy agresivos, hasta que van muriendo todos paso a paso.
La dirección artística es muy buena, la técnica progresa rápidamente y se nota la mano del veterano director, que junto con una excelente fotografía, hace que la película en sí esté bien realizada.
Sin embargo el guión deja mucho que desear, la trama es prácticamente igual a la de la película del año 79, con algunos toques pretenciosos en plan Odisea del espacio de Kubrick, los diálogos son espantosos, por no hablar de los actores secundarios que parecen sacados de un telefilm.
En cuanto a los actores principales, sólo se salva Michael Fassbender en el papel del androide, que resulta bastante convincente, porque Charlize Theron no acaba de pegar en su papel, así como la protagonista Noomi Rapace, la actriz sueca protagonista de las películas de los libros de Stieg Larsson, de la que acabo de leer que su padre es un gitano cordobés cantaor de flamenco.
En definitiva, como diría Gasset, si uno no tiene nada más que hacer, se puede animar a verla, el problema surge al ver los trailers con las pelis que vienen o que están en cartelera, da miedo ver lo que se produce y lo que nos ofrecen masivamente.
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