Easy Rider (1969), Dennis Hopper. (Buscando mi destino)

Extraordinaria película con uno de esos títulos traducidos al español que uno se pregunta a quién se le ocurrió. Realizada en el año 69, del género llamado road movie, está dirigida por Dennis Hopper y producida por Peter Fonda, siendo ambos los actores principales junto a un jovencísimo Jack Nicholson.

La historia trata de dos jóvenes que realizan la compra y sucesiva venta de un paquete de cocaína en la frontera con México para a su vez comprarse unas motocicletas con las que hacen un viaje que cruzando Estados Unidos les llevará a New Orleans, para asistir a la fiesta del mardi gras del famoso carnaval.

Este viaje les permitirá ver en primer plano una imagen del sur profundo de los Estados Unidos, en el camino se encuentran a diversos y poco habituales personajes, desde un ranchero y su ultrareligiosa familia hasta un autoestopista hippie, para acabar siendo arrestados en un pueblecito por participar en un desfile callejero sin autorización, donde en la cárcel conocen a un abogado borracho que luego les ayuda a salir y se les une en el viaje, el inefable y auténtico Nicholson.

Desde el momento de su estreno se convirtió en referencia para toda una generación de moteros y simpatizantes de la contracultura estadounidense, y al mismo tiempo sirvió de lanzadera para comenzar con un cine completamente nuevo, que se realizaría durante los años 70.

Donde el cine clásico concedía una especial importancia al guión y a los diálogos, a la declamación misma, casi todo se rodaba en estudios y la producción y distribución estaba a cargo de las grandes industrias, este nuevo cine empieza a rodar en exteriores, con diálogos naturales, como realmente se expresa la gente común, con historias también reales, en muchos casos influenciadas por el momento -como la guerra de Vietnam o las revueltas estudiantiles-, donde empiezan a aparecer los primeros desnudos de manera generalizada -eso sí femeninos- y donde desaparece lo políticamente correcto e inocuo y se empieza a hablar de cine real, como en la Nouvelle Vague en Francia, pero menos intelectual y más comprometida socialmente, por eso creo que ha envejecido mejor. En fin, para mí el mejor cine, creo que se me nota. Sirva de ejemplo la película que da título a este blog.

La banda sonora, con temas de Byrds, The Band y Jimi Hendrix, que cedieron los derechos de las canciones (caso único inaudito en la historia del rock), es igualmente importante pues ayuda a crear el tono libertario del filme.

Fue ganadora de numerosos premios y estuvo nominada a otros tantos más. Un clásico incontestable del cine.