Una trabajadora en una empresa industrial belga le comunican un viernes que está a punto de ser despedida. Le dan la oportunidad de convencer a sus 16 compañeros para que renuncien a un bonus de mil euros a cambio de que ella conserve el puesto.
Antes de la votación del lunes tendrá todo el fin de semana para que junto con su marido visiten a todos sus compañeros para convencerlos.
Cine social al estilo de los hermanos Dardenne, del que gusta mucho en los festivales de cine por su compromiso, pero que empieza a ser un poco repetitivo.
Claramente tendencioso con el típico mensaje de que la sociedad y el liberalismo económico nos oprimen y nos llevan a deshumanizarnos, el film niega ninguna capacidad de reacción o de intervención de las personas en sus propios destinos.
La protagonista después de angustiarnos toda la película con su comportamiento pusilánime, afortunadamente en la última escena cambia radicalmente, sonríe, se niega a coger un puesto de trabajo que supondrá despedir a un emigrante y se da cuenta de que su destino, principalmente, está en sus manos.
Presentada en la sección oficial del Festival de Cannes con una buena acogida de público y de la crítica, se daba por descontando que ganaría algún premio importante, pero al final se tuvo que conformar con el premio del jurado ecuménico para los hermanos Dardenne.
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