Akiko es una estudiante universitaria que para ganarse un dinero se dedica con desgana a ser chica de compañía en un bar de Tokio y a ir a las casas a donde su jefe la envía.
Una noche le toca ir a casa de un educado profesor universitario un tanto mayor con el que establecerá una relación de amistad, en la que también se verá involucrado el novio de ella, que no sabe nada de su vida nocturna.
Con esta sencilla historia, en la que no pasa nada, aparte del malhumor del chico por la negativa de la chica a casarse con él, Kiarostami nos dedica una vez más su proverbial lentitud en contar cosas simples, de manera elegante, pero espantosamente aburrida.
Pluripremiado en múltiples festivales y con el reconocimiento mundial de la crítica, en este caso, no sé por qué, su película es una producción franco-japonesa, rodada íntegramente en japonés, él que hasta 2010 siempre había rodado en Irán.
Compitió por la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 2012.
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