Película dirigida por la actriz Hélène Filières acerca de la historia real de un hombre de negocios heredero de una de las mayores fortunas de Europa que apareció muerto en un hotel de Suiza vestido entero de látex y con signos evidentes de violencia.
El papel principal lo interpreta el cómico belga Benoît Poelvoorde sin que en ningún momento logre dar la talla, como tampoco el papel de la prostituta que se presta a sus juegos sadomasoquistas, una Laetitia Casta que no logra hacer verosímil su personaje, como tampoco un avejentado Richard Bohringer en el papel de su marido.
Sin embargo lo peor de todo es la dirección y la puesta en escena, son tan nefastas que logran quitar el interés por la historia que precisamente es extraña y verdadera, perdiendo así una buena ocasión de reflexionar acerca de este tipo de pasión que se sublima con la violencia.
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