Inglourious basterds (2009), Quentin Tarantino. (Bastardos sin gloria)

Se trata de una ucronía -situación que especula sobre realidades alternativas ficticias en las cuales los hechos se han desarrollado de diferente forma de como los conocemos- en este caso de que lo nazis no perdieron la guerra y de que Hitler no murió en 1945.

El oficial de las SS Landa se dedica a perseguir a familias judías en una región francesa. Un día llega a una casa y acosa al dueño de la misma quien acaba confesando que hay un refugio bajo el suelo de su hogar en el que está escondido su familia y ésta acaba siendo asesinada, menos la adolescente Shoshanna (Mélanie Laurent).

Mientras Aldo «el Apache» (Brad Pitt) es un teniente primero del ejército estadounidense que recluta a un grupo de soldados para matar a nazis con los métodos más horribles posibles con tal de que sean recordados.

La banda recibe instrucciones del general Fenech, cercano al primer ministro británico Winston Churchill. Los bastardos siempre dejan a un superviviente para que cuente a los nazis de las brutalidades que cometen y a lo que se exponen en caso de encontrarse con ellos, pero antes de dejarlos ir, los marcan con una esvástica en la frente con un cuchillo de caza y a los muertos les cortan el cuero cabelludo con el mismo cuchillo.

Las historias paralelas desembocan cuando una bella dueña de cine francés, que se hace llamar Emanuelle -siendo en realidad la fugada judía Shoshanna- llama la atención del ingenuo asistente del ministro de Propaganda Goebbels. El asistente es un héroe de la Wehrmacht famoso por abatir decenas de soldados aliados como francotirador desde un campanario en Italia, y que se interpreta a sí mismo en una película recreando estos hechos.

Él intenta conquistar a la bella francesa Emanuelle, mientras confisca el cine para una exhibición de una película a la cual asistirán todos los miembros de la jerarquía nazi, incluyendo a Hitler, ignorando que Shoshanna usará el galanteo del soldado alemán para su venganza. Shoshana maneja el cine con un joven africano llamado Marcel, quien es además su pareja.

Rodada con la exagerada violencia a la que Tarantino nos tiene acostumbrados,  con un estilo que recuerda en ocasiones al spaguetti western y en otras al cine bélico italiano de los 60, se ve la mano de un buen director de cine, con escenas geniales como la del tiroteo en el bar:

Christoph Waltz, que interpreta al teniente de la SS Landa, recibió el premio al mejor actor en el Festival de Cannes y él Óscar al mejor actor secundario en 2010.