Moonrise Kingdom (2012), Wes Anderson

La historia se desarrolla en el año 1965 con la fuga en un campamento de scouts de un chico supuestamente traumado por ser huérfano y no ser querido por las sucesivas familias de acogida y una niña de la que se ha enamorado.

Tras varios días acampando juntos y siendo perseguidos por los scouts, por los padres de la chica y por la policía, son finalmente arrinconados en la torre de una iglesia. De repente un violento huracán asola el pueblo y destroza la torre de la iglesia, aunque que milagrosamente todos sobrevivirán.

Llegados a este punto y ante la posibilidad de que envíen al niño a un orfanato, el capitán Sharp -el ínclito Bruce Willis, agente de policía en pantalón corto y soltero taciturno- se ofrecerá para adoptarlo.

Última película de Wes Anderson surrealista e infantiloide, que por más que me esfuerzo no le encuentro ni la gracia ni el interés.

No obstante ello, hay que reconocer la capacidad de este director de embarcar en este proyecto absurdo a actores de la talla de Bruce Willis, Frances McDormand, Bill Murray o Tilda Swinton. Por no hablar de Harvey Keitel o Edward Norton, haciendo también un papel sin sentido de boy scouts demenciales en pantalón corto.

Abrió el Festival de Cannes de 2012 y el único interés que le encuentro es la banda sonora que me parece excepcional, música de Britten, Bernstein o Purcell, mezclada con arias de ópera de Mozart, que producen el efecto de abundar más aún en el calificativo de fantasía delirante que podemos dar a esta película, por no ser más críticos y explícitos. Una cosa es pretender ser original y otra es resultar un marciano completo.