Una vita tranquilla (2010), Claudio Cupellini. Una vida traquila

Rosario Russo, un napolitano en los cincuenta vive in Alemania desde hace 15 años, gestionando un hotel con restaurante. A su lado están su mujer alemana y su hijo de 8 años.

Todo cambia cuando dos jóvenes napolitanos aparecen de repente. Vienen por cuenta de la camorra para asesinar a un industrial alemán que está a punto de firmar un contrato de reciclaje de residuos. Sin embargo, uno de ellos resulta ser el hijo que Rosario abandonó de pequeño en Italia. Su pasado viene a su encuentro.

Todo se complica cuando el amigo de su hijo le reconoce y ese anonimato tan pacientemente conseguido en esos años desaparece por completo, con la consiguiente reaparición en su vida de la camorra.

Curiosa película que de manera indirecta plantea el tema de los arrependitos de la mafia, más que desde el punto de vista puramente material de reconstruirse una vida, el aspecto emocional, dejar atrás radicalmente todos los afectos y recuerdos que paulatinamente vamos construyendo en nuestras vidas y para siempre, para empezar desde cero.

Una vez más impresionante interpretación de Toni Servillo que ha servido para quitarme cualquier tipo de duda acerca de su gran talento.