Desde hace cuarenta años el fotógrafo brasileño Sebastião Salgado recorre los continentes captando con su cámara tribus y paisajes que parecen estar al margen del resto del mundo.
Testigo durante estos años de grandes acontecimientos, conflictos bélicos, hambrunas, éxodos, etc., ahora se dedica a fotografiar grandiosos paisajes para inmortalizar una flora y faunas salvajes, dentro de un nuevo proyecto fotográfico muy ambicioso, que sirva de tributo a la belleza del planeta.
Aparte del impresionante trabajo artístico del fotógrafo, destaca también su empeño y su sacrificio personales, las larguísimas ausencias de su casa natal, en épocas en los que los transportes y las comunicaciones no eran tan sencillas, deja entrever una dedicación casi misionera, propia de aquel que se siente predestinado a realizar una tarea que está por encima de su propia vida.
Lo mismo cabe decir de su mujer, que ha trabajado con él sin moverse de casa y educando a dos hijos, para posteriormente embarcarse en un innovador y generoso proyecto de reforestación de la tierra de sus suegros, para reconvertir un bosque que además pueda ser usado por la comunidad.
Maravilloso documental filmado por un extraordinario Wim Wenders, con la ayuda de Juliano, el hijo de Salgado, quien le acompañó en sus últimas travesías, lo que también sirvió en gran medida para compensar las largas ausencias del padre durante su infancia.
Premio del Jurado en el Festival de Cannes de 2014 y del Público en el de San Sebastián del mismo, se trata de una pequeña obra de arte que merece realmente la pena.
Testigo durante estos años de grandes acontecimientos, conflictos bélicos, hambrunas, éxodos, etc., ahora se dedica a fotografiar grandiosos paisajes para inmortalizar una flora y faunas salvajes, dentro de un nuevo proyecto fotográfico muy ambicioso, que sirva de tributo a la belleza del planeta.
Aparte del impresionante trabajo artístico del fotógrafo, destaca también su empeño y su sacrificio personales, las larguísimas ausencias de su casa natal, en épocas en los que los transportes y las comunicaciones no eran tan sencillas, deja entrever una dedicación casi misionera, propia de aquel que se siente predestinado a realizar una tarea que está por encima de su propia vida.
Lo mismo cabe decir de su mujer, que ha trabajado con él sin moverse de casa y educando a dos hijos, para posteriormente embarcarse en un innovador y generoso proyecto de reforestación de la tierra de sus suegros, para reconvertir un bosque que además pueda ser usado por la comunidad.
Maravilloso documental filmado por un extraordinario Wim Wenders, con la ayuda de Juliano, el hijo de Salgado, quien le acompañó en sus últimas travesías, lo que también sirvió en gran medida para compensar las largas ausencias del padre durante su infancia.
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