Película sin sentido que nos regala un Ridley Scott que ha visto tiempos mejores.
Una trama aburrida que tampoco tiene mucho interés en torno a un abogado que se relaciona con traficantes de droga en México y Estados Unidos, y que al final se verá involucrado y atacado por los propios narcotraficantes.
Paisajes bonitos, coches de lujo y mucha gente guapa en una historia en la que sólo el envoltorio parece tener importancia.
Sirva de ejemplo la escena en la que Cameron Díaz se tira un coche, sí, hemos leído bien, un coche, que tiene el techo de cristal, mientras su amante que la está viendo desde dentro se muere de gusto.
A pesar del reparto de lujo con actores de moda y con tirón en las taquillas, Michael Fassbender, Cameron Díaz, Brad Pitt, Penélope Cruz y Javier Bardem, las críticas están siendo muy negativas.
Tengo la impresión de que los dos españoles últimamente eligen más sus papeles por el nombre y por la repercusión mediática que tendrá la película, que por su valor cinematográfico. En el caso de Bardem, un actor con letras mayúsculas, sería una pérdida para el cine.
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