Mental (2012), P.J. Hogan. (Loca)

Shirley es una madre un tanto particular que tiene cinco hijas las cuales creen que padecen diversos desequilibrios mentales. Su padre -Anthony LaPaglia- es el alcalde de la ciudad pequeña de la costa de Australia donde viven, y que, entre su carrera política y sus amantes, tiene completamente descuidada a la familia. 

Su vida transcurre en una barrio tranquilo donde son el hazmereír de los vecinos, particularmente la madre, que con una bondad y una torpeza a partes iguales, está convencida de que su familia tiene que parecerse a los Von Trapp de la película Sonrisas y Lágrimas.

Todo cambiará cuando aparecerá Shaz para hacerse cargo de la familia y demostrarles que no son ellos los que están locos, sino seguramente mucho más sus vecinos, que sin embargo presentan trastornos que paradójicamente son socialmente aceptados.

Lo que pretende ser una comedia que nos haga morirnos de la risa, sólo logra hacernos reír en un algún gag particularmente conseguido, y empeora cuando empieza la parte dramática que transforma la película en un telefilm de aventuras adolescentes.

Toni Collette vuelve a ser la protagonista con este director, como ya lo fuera en la conocidísima La boda de Muriel, pero donde esta vez no logran hacer una película ni siquiera medianamente buena.

Curioso que uno de los actores protagonistas sea el norteamericano Liev Schreiber -actor muy conocido en Estados Unidos y marido de Naomi Watts-, del que me gustaría saber qué se le ha perdido en esta película.