Dice el refrán inglés que la hierba siempre es más verde al otro lado de la valla. Eso es lo que les pasa a algunos de los personajes de esta película, que piensan que la vida del vecino es mejor que la suya.
Charlize Theron es una treintañera escritora de novelas juveniles que no se venden, que vive en Minneapolis llevando una vida plagada de inseguridades que no le satisface.
Cuando recibe un e-mail colectivo con la noticia del nacimiento del hijo de su exnovio del pueblo (Mercury en Minessota, nada menos) le hace pensar que debe regresar y recuperar al novio que nunca debió dejar.
Su estancia en el pueblo le hará ver que el tiempo ha pasado, que ni su propia familia la quiere realmente y que la nostalgia de esa vida anterior es la que precisamente sus convecinos tienen de la suya en la gran ciudad.
Y ahí se acaba todo, la actriz es lo único verdaderamente salvable de la película, porque la idea y el guión no dan para más. En fin, que no hacía falta tanta actriz para un jardín tan pobre.
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