Historia de un trentañero neoyorquino que tiene un buen trabajo, un buen apartamento, disfruta de una vida sofisticada y muchas mujeres e incluso algunos hombres se mueren por tener sexo con él.
Tiene todo a priori para ser feliz y sin embargo es adicto al sexo de manera compulsiva. Además tiene un pasado con sombras que se le aparecen de vez en cuando, básicamente a través de su hermana y su relación con ella, que deja entrever una historia de abusos sexuales e incluso de una relación incestuosa.
Buena dirección del ahora aclamado director negro homónimo del famoso actor, que logra crear una atmósfera de angustia y de vacío existencial, que sin embargo no logra hacerme olvidar que la trama también me parece vacía y que su dirección muchas veces da la impresión de estar al servicio de su propio lucimiento.
Nos muestra un tipo que se está masturbando como un mono todo el tiempo, solo, con prostitutas, por internet, en el trabajo, en clubes de intercambio, y que tiene una hermana desequilibrada que le crea muchos problemas por su facilidad para generar situaciones inverosímiles, sin embargo McQueen no cree necesario encontrar ninguna justificación para ese comportamiento extremo, sin buscar redimir al protagonista o su abandono total, ni tampoco hacer alguna reflexión acerca del propio sexo, sea fuera o dentro de la pareja, con amor o sin él, como pulsión instintiva o necesidad vital, nada de nada.
Hay un momento, cuando el protagonista tiene una cita galante con una compañera de trabajo, en el que parece que por fin llega el argumento de la película, y en cambio se transforma en una excesa de sexo inconcluso, para mostrarnos la imposibilidad del tipo de tener orgasmos "normales".
En fin, todos los personajes que aparecen en la película están dominados por sus pulsiones sexuales, como si se tratara de animales en celo que necesitan aparearse de cualquier manera y en cualquier momento. Que levante la mano el primero que pueda presumir de puro, pero me temo que la vida no es así.
Película presentada en el Festival de Venecia con mucho éxito y premio para el ahora ubicuo actor Michael Fassbender.
Es verdad que, como dice Boyero, la película te deja un poso que va asomándose en los días sucesivos y eso es una muy buena señal, aunque solo sea porque no sucede a menudo.
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