En la ciudad sin límites (2002), Antonio Hernández

Es la historia de una familia que se reúne en torno al padre que se encuentra hospitalizado y al que le quedan pocos meses de vida. La trama se desarrolla cuando el padre va confensado al hijo pequeño detalles de una conspiración contra él, de la que este no sabe distinguir lo que pueda ser real de lo que pueda ser producto de la incipiente demencia senil de su padre.

Cuando al final se desvela el misterio, este carece de interés, sin que tampoco a lo largo de la película el director haya logrado crear un ambiente particular de misterio.

Extraña película con un excelente plantel de actores cuyo trabajo sin embargo el director no logra amalgamar, de manera que en todo momento se tenga una sensación de artificialidad. Las dos cuñadas, interpretadas por las excelentes actrices Ana Fernández y Adriana Ozores, no logran hacer creíbles sus papeles, por no decir de la hiératica Geraldine Chaplin, haciendo un papel de mala que no se lo cree nadie, pero que curiosamente gana el Goya como mejor actriz de reparto en el año 2003. Me da la impresión de que la Academia española de cine pensaba en su padre.

La película solo se salva en los momentos en los que solo actúan el padre -un extraordinario como siempre Fernán-Gómez-  y el que hace de su hijo pequeño, Leonardo Sbaraglia.