El Cazador

El Cazador
fotograma de la película "The Deer Hunter"

domingo, 18 de noviembre de 2012

E la chiamano estate (2012), Paolo Franchi. (Y la llaman verano)

Dino y Anna son una pareja de cuarentañeros completamente normales si no fuera por el hecho de no mantienen relaciones sexuales. A pesar de la belleza de Anna y del gran amor que se profesan, él no se siente atraído sexualmente por ella.

En cambio Dino fuera de casa tiene una vida sexual muy agitada, asiste a orgías y clubes de intercambio, se va con desconocidos y prostitutas de bajo nivel, tiene sexo hasta con sus pacientes enfermas en la clínica donde trabaja como anestesista, le excita todo menos su mujer.

Paralelamente invita a su mujer a que tenga amantes y encima se dedica a visitar a sus exnovios para incitarles a que vuelvan a entrar en contacto con ella. Con la prostitutas se dedica a despreciarlas, así como a golpear brutalmente a alguno de sus amantes, como constatación del asco que siente por sí mismo una vez que termina sus devaneos sexuales.

Trama que hace 20 años nos hubiera sorprendido mucho, en los tiempos que corren de fácil a acceso a casi toda clase de sexo, no parece una idea particularmente interesante la historia de un tipo retorcido y obsesionado cuya tara llega al extremo de espiar a su mujer cuando va al psicólogo. Pretendiendo ser muy profunda en cambio resulta ser completamente banal.

Las escenas que corresponden a Isabella Ferrari las ha filmado con un cierto desenfoque, con una gran luminosidad y con unos colores muy vivos, entiendo que para abundar en la imagen de mujer sublimada por su marido y quizás para atenuar también sus contornos en las numerosas escenas en que sin venir mucho a cuento la muestra desnuda, con una particular obsesión por su vello púbico.

Presentada en el Festival de Cine de Roma de 2012 donde ha ganado el premio a la mejor actriz y al mejor director, ha sido abucheada y fuertemente criticada por la ausencia de calidad, bromeando acerca del titulo -"y lo llaman una película"-, o incluso en las votaciones del público, donde la gente en una escala de 1 a 5, preguntaba si se podía poner un cero. Hasta en la lectura de los premios hubo silbidos.

Sea como fuera es muy significativo que en la proyección a la que yo asistí no hubo ningún aplauso al final, cosa que en los festivales se hace de manera espontánea con casi todas las películas, incluso hasta con la de Silvester Stallone.


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